#proyectoremovimiento Práctica 7. (Descomprimir y ) Colgarse de brazos y manos

Uno de los objetivos que intenta cubrir este proyecto es comprender nuestra naturaleza evolutiva del movimiento y alimentar todos los días nuestro cuerpo moviéndonos, aportándole los «movinutrientes» que necesita para mantenerse sano. No debemos olvidar que el movimiento es un estímulo que afecta no solo a nuestro aparato locomotor, sino a todo el resto de sistemas –neurológico, inmunitario, endocrino, digestivo, cardiorespiratorio–, tanto o más que la mismísima dieta. Es un grandísimo error reducir los efectos y beneficios del movimiento a cuanto pesamos o a cuantos kilómetros corremos.

Como ya sabéis, una constante en el removimiento es la diversidad de patrones dado que, si nos olvidamos de alguno de los nutrientes del movimiento –fuerza, resistencia, movilidad, coordinación, equilibrio, etc.–, el cuerpo padecerá ciertas carencias «movinutricionales» y, tarde o temprano, lo acabará pagando en forma de malnutrición –habitual entre personas que se mueven de forma especializada– o desnutrición –la del sedentario puro.

A nivel de micromovimientos, uno de los aspectos más interesantes a tener en cuenta en la fisiología del movimiento es la compresión y descompresión que sucede en lo más profundo de nuestras articulaciones, una especie de bombeo que ocurre en función de la aproximación o separación que sufren las superficies articulares de nuestros huesos durante el movimiento. Por ejemplo, algo que nos servirá para esta práctica, la muñeca tiende a comprimirse cuando empujamos un objeto, mientras que se predispone a la descompresión cuando tiramos de algo.

Lamentablemente, en general vivimos demasiado comprimidos… Y no debemos caer en la trampa de creer que la compresión, ejercida básicamente por la gravedad, es el enemigo. ¡Al contrario! Probablemente es el mejor de los estímulos que puede recibir nuestro cuerpo. Pensad que, por ejemplo, la salud de nuestros huesos y especialmente su densidad guardan una enorme relación con la compresión y el impacto al que se ven sometidos –a pesar de su mala fama.

El problema no es la compresión, sino que casi nunca nos descomprimimos –salvo al dormir, acostarnos en horizontal o darnos un baño.

En resumidas cuentas, teniendo en cuenta nuestra evolución y el sedentarismo actual, sumados a la descompensación compresiva que sufrimos, hay un macromovimiento que muy poca gente practica con frecuencia, un patrón de movimiento que acompaña al ser humano y sus semejantes desde hace millones de años que alimenta de manera excelente esa tan necesaria descompresión y que me atrevería a garantizar como verdadera panacea para una larga lista de males que nos achacan, especialmente los relacionados com nuestros problemas de columna, escápulas, hombros, codos, muñecas y manos.

Efectivamente, como reza el título, se trata de colgarse.

Y colgarse no es solo colgarse, sino las inifinitas posibilidades de movimiento que implica el hecho de colgarse, como trepar árboles, rocas o muros de mil maneras distintas hasta suspenderse por unos segundos en una barra –puedes encontrar un montón de ejercicios de suspensión y trepa, así como sus progresiones, en mi libro Locomoción Natural.

Justo en ese momento, y sobre todo si se hace a conciencia, la tendencia de nuestras articulaciones es la descompresión, y con ella ocurre algo que las nutre de una forma necesaria, diferente y muy interesante: el espacio entre nuestras articulaciones aumenta, permitiendo, por ejemplo, que «se infiltren» fluidos o que «descansen» y se reparen nuestras estructuras «amortiguadoras». O sea, la mejor de las compensaciones para tanta compresión rutinaria.

Además, hay que tener en cuenta que las primeras grandes beneficiadas de tal práctica serán nuestras extremidades superiores, aunque sin olvidar columna, pelvis y piernas, si no apoyamos los pies en ningún sitio, lo que en el Método Natural llamamos suspensión sin apoyo.

En cuanto al grado de descomprensión, debemos diferenciar entre uno mayor y otro menor. Cuando existe más descompresión es al posicionarnos lo más pasivamente posible –las manos siempre estarán activas– en suspensión, como puede ser colgarse de una espaldera. Por otro lado, si nos movemos mientras estamos colgados, como al escalar una pared o al realizar una dominada en una barra fija, lo que se caracterizará por patrones de tracción, la descompresión es menor.

Práctica 7. Colgarse de brazos y manos

Como decía, los más beneficiados de esta práctica serán manos, muñecas, codos, hombros y escápulas, así como la parte alta de la espalda.

Y es que ya les prestamos suficiente atención en su modo compresivo en la segunda y la quinta práctica, redescubrir y estimular las manos y apoyarse sobre las manos.

Ahora toca compensar toda aquella práctica de apoyo, centrándonos dos semanas en colgarnos, ya sea en suspensión total, sin dinámica alguna, o trepando de las formas más diversas que se nos ocurran.

Algunas ideas…:

· Cuélgate de donde sea. De una barra, de una rama, de un muro, de una silla, de una mesa, de una espaldera, de unas anillas.

· Cuélgate como sea. Con los pies apoyados y sin apoyar –cuidado al progresar. De las dos manos o de una sola. Con los codos estirados o flexionados.

· Cuélgate no solo de las manos. Sí, también puedes colgarte de los codos, de los antebrazos, de las rodillas, de los talones de las ingles.

Para que os podáis inspirar, he subido un álbum de fotos a Facebook donde tenéis un montón de ejemplos. Como enlazaba más arriba, todas pertenecen al libro Locomoción Natural.

Algunas otras consideraciones…:

· Las manos son uno de nuestros puntos débiles más importantes. Como vimos en la práctica sobre su estimulación, no solo están carentes de movilidad y fuerza, sino que padecen cierta hipersensibilidad. Colgarse puede ser doloroso al principio, sobre todo para la piel. Como siempre, progresión paulatina y consciente.

· Hablando de progresión, ya sabéis que el removimiento no tiene nada que ver con rendir o forzar, sino con experimentar. No es una carrera. Es un experimento dividido en prácticas de dos semanas centradas en ciertos patrones de movimiento para cada quincena. Cuando termine el proyecto, cada uno podrá tomar las conclusiones y acciones que crea oportuno según lo experimentado individualmente.

Así que esta vez no hay ni minutos ni series ni nada.

Sólo una obsesión.

Todos los días durante dos semanas. Donde sea, como sea, cuando sea, cuanto sea.

¡Colgarse!

 

Rober Sánchez

 

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